martes, 1 de marzo de 2011

No me gusta cómo me miras…

Últimamente me estoy dando cuenta de que la gente no es tal y como yo pensaba, sino que tienen una máscara que les cubre para que, en un principio, nadie llegue hasta su interior. Digo “en un principio” porque supongo que algún valiente y afortunado conseguirá llegar alguna vez hasta el centro de todo.

Ya sé que la mayoría de vosotros esto lo teníais más que sabido, yo me negaba a creerlo pero con el tiempo te das cuenta que por mucho que intentes negarlo, lo evidente siempre te pega un sopapo en la cara.

Dejando esta reflexión absurda de lado, quiero hablar sobre algo relacionado con el tema. Dicen que los ojos, o la mirada en su defecto, son el espejo del alma, no sé a quién se le ocurrió esta gran frase pero tenía más razón que un santo.

El otro día entre a un sitio nuevo, algo que es muy habitual en mí ya que me gusta conocer gente y descubrir cosas nuevas y para ello tienes que salir de tu círculo o hacer como yo, ir haciendo poco a poco ese círculo mucho más grande. Resulta que entras en territorio desconocido con la intención de aprender, conocer y luego elegir si te gusta o no lo que has visto y lo primero que te encuentras es a unas personas que te miran con una cara que mejor si me insultaran. Y yo me pregunto, ¿por qué me miras con esa cara si no me conoces de nada y no sabes cómo soy? ¿Qué te he hecho para que me mires así? No hace falta que hables, con esa cara me lo estás diciendo todo. Estoy segura de que si miras con esa cara a un gato se muere.

Entonces es cuando yo no puedo reaccionar ante esa situación, qué le digo, ¿hola? A esa cara no se le puede decir “hola”, yo por lo menos. Soy una extraña para ti, en eso estamos de acuerdo, pero yo he venido con la intención de abrirme y luego decidir, tú con esa cara no me das la opción ni de saludarte…

Os recuerdo que no hay una segunda oportunidad para crear una primera impresión…cambiad esa cara…si queréis aprender de los demás.